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Ana B. Hernández
Viernes, 6 de junio 2025, 07:27
La despoblación suma y sigue en la región y se presenta como una auténtica losa para no pocas localidades de una comunidad eminentemente rural ... como la extremeña. Tanto es así que cuatro de cada diez pueblos de la región corren el riesgo de desaparecer, según recoge el Banco de España en un informe que data de 2022.
Son las 158 que tuvieron un crecimiento negativo de la población entre 2001 y 2018, porque registran más defunciones que nacimientos, y tienen una densidad de población inferior a 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, tal como aclara el informe.
La proporción de los pueblos que cumplen estas condiciones en Extremadura es prácticamente la misma que a nivel nacional (40,7% y 42%, respectivamente), pero dentro de la región sí existe una notable diferencia entre las dos provincias, porque de las 158 localidades extremeñas cuya viabilidad está en peligro, más de dos tercios de todos los municipios se concentran en la provincia cacereña: 110 frente a 48 de la provincia pacense.
Este análisis del organismo público es en el que se basa la Consejería de Agricultura para argumentar el nuevo decreto de subvenciones que prepara para combatir la despoblación. Una nueva línea de ayudas que recoge subvenciones de hasta 5.000 euros para establecimientos con licencia de café-bar y cafetería que estén en localidades de menos de 3.000 habitantes.
En esta situación se encuentran 340, incluidas las entidades locales menores, de los 388 que conforman la región y por ello entiende la Junta que urgen actuaciones para frenar la pérdida de habitantes.
«La despoblación conlleva una serie de consecuencias negativas para el tejido social, económico y productivo de las zonas afectadas, poniendo en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de la economía y los servicios de estas zonas», recoge el decreto, adelantado ayer por HOY. De ahí la necesidad de adoptar medidas «urgentes y efectivas para revertir esta tendencia y garantizar el desarrollo equilibrado de todo el territorio extremeño».
Las ayudas para «el apoyo a empresas y autónomos que mantengan establecimientos de ocio en dichos municipios, que fomenten las relaciones sociales e intergeneracionales», bares y cafeterías, son solo una de las líneas de ayudas que se incluyen en el decreto y son valoradas por las alcaldesas de algunos de los pueblos que aparecen en el listado de los 158 en riesgo de desaparecer.
«Es una buena iniciativa si de verdad las ayudas llegan a los negocios locales porque sin bares y sin tiendas la supervivencia de un pueblo es muy complicada», afirma María José Pérez, alcaldesa de Villar de Plasencia.
Aunque con 235 vecinos censados, no son más de 180 los que residen en el pueblo y la media de edad supera los 80 años. «Así que sí, la despoblación es un problema muy importante para nosotros». El pueblo cuenta con dos bares, uno el del Hogar del Pensionista y otro privado, y una tienda «hasta que se jubile su propietaria, que va a ser pronto». Este año han celebrado dos nacimientos y un tercer bebé está en camino, pero la proyección poblacional no es buena.
«Agradecemos por eso todas las acciones que busquen consolidar los negocios en los pueblos, pero se necesitan otras iniciativas», dice María José Pérez. «En Villar necesitamos ayuda para un nuevo plan de ordenación que amplíe el terreno urbano en el que poder edificar». Con el mismo objetivo, María José Pérez reclama a la Junta que se agilicen las expropiaciones de casas en riesgo de derrumbe.
Una petición que lanzan también las alcaldesas de Hinojal y Pescueza, localidades incluidas igualmente en el listado del Banco de España.
«La continuidad de estos pueblos pasa por disponer de más viviendas que poder ofertar a un precio razonable, como atractivo para que los jóvenes se puedan quedar aquí aunque trabajen en otra localidad cercana», explica Blanca Vivas, alcaldesa de Hinojal.
«Las ayudas para los negocios locales, para los bares, son necesarias y positivas y son una buena noticia, pero se necesitan más», añade. Aunque Blanca Vivas no teme por la supervivencia de su pueblo. «Tenemos cuatro bares todo el año, dos más en verano –el de la piscina y la pista municipal– tres tiendas, biblioteca y caja de ahorros», detalla. «Somos 400 vecinos y en verano la población se multiplica por 10, estamos a 20 minutos de Cáceres y a una hora de Mérida, no vamos a desaparecer».
«Nosotros estamos luchando para evitarlo y vamos por buen camino», afirma Agustina Fernández, alcaldesa de Pescueza. «Somos 148 habitantes, pero hemos puesto al pueblo en el mapa con el Festivalino y nuestro programa de atención a los mayores, 'Quédate con nosotros', está haciendo que matrimonios que se jubilan quieran venir a pueblo. Necesitamos viviendas».
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