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La familia Simpson o el pato Donald son sólo dos de las muchas víctimas de la censura en Rusia, que hace ya tiempo metió la ... tijera en algunas de sus escenas -como las protagonizadas por Rasca y Pica en la televisión de Springfield- al considerarlas inapropiadas para el público infantil. Un corte que seguramente no sufrirá la nueva serie de dibujos animados 'Sandpit' ideada por uno de los propagandistas rusos más relevantes, Vladímir Solovyov. El programa -que todavía no se ha estrenado aunque ya está disponible un tráiler de treinta segundos- presenta a grandes líderes internacionales (Donald Trump, Emmanuel Macron, Kim Jong-un... y, por supuesto, Vladímir Putin) en versión bebé para «inculcar el patriotismo» a los más pequeños, defiende el 'padre' de estas criaturas.
El lanzamiento de esta serie dirigida a niños de Preescolar coincide con varias iniciativas recientes del Kremlin para el adoctrinamiento de los menores rusos, como el lanzamiento del primer manual para operar drones dirigido a estudiantes o la publicación de nuevos libros de Historia donde se identifica a Ucrania como un «Estado nazi» o se explica que su invasión fue «una cuestión de vida o muerte». La serie de Solovyov tampoco tiene nada de inocente. Su productora (SolovyovLive), sin embargo, sostiene que 'Sandpit' es «un ambicioso paso hacia el futuro, donde la conciencia política comienza desde la infancia» y permite a los pequeños discutir sobre geopolítica «con la misma facilidad que por una pala de arena».
El problema es cómo se moldea esa «conciencia política» y el creador de estos dibujos animados no está precisamente libre de sospecha. Tanto la Unión Europea como el Reino Unido le han impuesto sanciones por difundir desinformación que socava la soberanía ucraniana y las propias autoridades de Kiev le han condenado por su propaganda prorrusa. En 'Sandpit', claro, no hay rastro del presidente de la antigua república soviética, Volodímir Zelenski, y sus aliados no salen precisamente bien parados. Es el caso del mandatario francés, a quien los otros 'bebés' quieren excluir de unas vacaciones en Estambul porque «siempre estás con tu abuela», le espeta el líder norcoreano en referencia a la esposa de Macron, Brigitte, 25 años mayor que él.
El tráiler que circula por Telegram muestra a los 'pequeños' dirigentes durante una videollamada. Trump viste su habitual traje azul marino y corbata roja, Putin aparece con ropa de judo -deporte en el que es cinturón negro- y un barco de juguete al lado, que podría representar a su flota del mar Negro, y Kim agarra un minicohete, lo que evidencia sus ambiciones militares desde niño. También está Elon Musk, dueño de X y Tesla y hasta hace unos días miembro del Gobierno de EE UU, que juega con un Tesla Cybertruck en miniatura. En mitad de la conversación, el inquilino de la Casa Blanca pregunta por qué se comunican a través de una plataforma rusa y el jefe del Kremlin le responde que «porque su Skype está muerto». Microsoft acaba de cerrar esta aplicación de vídeo pionera.
Pero en la nueva serie es tan importante lo que se dice como los detalles que se ven y que calan en el subconsciente de sus futuros espectadores. Cada personaje del programa tiene en la videollamada su propio avatar, esa imagen de perfil con la que se hace una especie de declaración de intenciones: el presidente de EE UU aparece vestido de Papa -el Trump real compartió una foto suya caracterizado como pontífice y generada con Inteligencia Artificial unos días antes de la 'fumata blanca'- y el jefe del Kremlin está representado por un oso con un sombrero ruso rematado con una estrella roja. Mientras, el norcoreano se identifica con una nube en forma de hongo.
La productora de 'Sandpit' cree que es hora de repensar la televisión infantil, un nuevo nicho de mercado para su dueño, quien no goza de las mejores audiencias en su programa de actualidad, y para adultos, 'Una noche con Solovyov'. El presentador pierde espectadores en su país y fuera figura entre los propagandistas rusos más beligerantes después de que, entre otras cosas, acusara a la Inteligencia británica de haber organizado la masacre de civiles ucranianos en Bucha -cerca de 500 asesinados, según el Gobierno de Zelenski- en 2022. Dijo incluso que la elección de la ciudad no fue casual sino que se debió a que su nombre sonaba como 'carnicero' en inglés (butcher).
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