
Secciones
Servicios
Destacamos
«Mi trabajo es mi trabajo» vino a decir Leire Díez después de un posado de más de veinte minutos. Una especie de Ana Obregón ... sin biquini y con oleaje turbio. Ni fontanera ni cobarde. También aclaró que es compatible ser socialista y periodista. Ya saben, un trabajo de investigación. Material para un libro de esta periodista que en su vida ha publicado un artículo ni pergeñado un reportaje y cuyas únicas entrevistas, conocidas a su pesar, son de carácter oscuro y no destinadas a ver la luz precisamente. Baja voluntaria y transitoria en el partido. Deja el PSOE para poder hablar. ¿La amordazaba el carnet, o qué o quién le impedía hablar con libertad?
Su comparecencia quedó adjetivada desde el primer instante. Vodevil, esperpento, ópera bufa. Contribuyó al espectáculo el conseguidor Víctor de Aldama. Reproches, empujones y alboroto. Más amenazas del vocero Aldama. Lo dicho, una ración de Valle Inclán pero sin la magia de Valle, solo con la viruta. Y las reacciones. El PP aprovechando el estropicio que los socialistas le ofrecen en bandeja y la halconería de Vox agitando las alas. Los socios de investidura removiéndose incómodos en el asiento y los ministros y socialistas de pro haciendo aspavientos por la manipulación de la derecha y la ultraderecha, inventores de este episodio soez.
Es decir, que la no-fontanera Leire Díez es un invento del PP. Una secuela de la Kitchen tuvo la amabilidad de aclarar el ministro Oscar López. El amante de la verdad que sigue empeñado en seguir haciendo circular bombas lapas. Como si añorase que eso no hubiera sido cierto, con lo bien que le vendría a su argumantario en este momento una bomba. Él y quienes niegan las evidencias. Los que ven como algo normal que una militante de base envuelta en un asunto penumbroso sea recibida por Santos Cerdán. Los que no son fontaneros ni cobardes pero sí cumplen una tarea de albañilería levantando el muro que les pidió su jefe. Construyendo dogmas, fabricando un hormigón destinado a tapar las grietas que pudieran tener los militantes o simpatizantes socialistas. Destrucción sistemática de cualquier pensamiento crítico. De cualquier duda. Hay que trabajar el blanco y negro.
Porque sí se puede ser periodista y socialista, pero es imposible ser crítico y socialista. Aquel al que le asalte una duda sobre la bondad intrínseca de Santos Cerdán, de la investigadora Leire Díez o de los mandamientos que predica el mesiánico Oscar López pertenece al submundo de la reacción. Matemático. Se pueden llamar Lambán, Felipe González o Susana Díaz. Militantes sin ánimo de convertirse en 'hooligans'. Es decir, habitantes de la fachosfera.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.